¿Y si empezara de cero en la batería?

Empezar a estudiar batería desde cero: lo que haría hoy

Si volviera a empezar a estudiar batería desde cero, muchas cosas las haría diferentes. Y otras, sin duda, las repetiría. Este episodio nace de una reflexión muy personal, pero también puede servir como una especie de guía para quienes están empezando, y para quienes, aunque ya tocan, sienten que están algo perdidos o quieren reenfocar su aprendizaje.

Empecé de forma autodidacta, tocando lo que me apetecía, sin demasiada estructura. Durante varios años simplemente me dejé llevar por la intuición y por las ganas. Fue divertido, claro, pero también algo caótico. No fue hasta que fui al Taller de Músics en el 97 cuando empecé a tomar clases formales. Aún así, la experiencia fue irregular. Pasaron algunos años más hasta que decidí ir al Drummers Collective en Nueva York, y eso marcó un antes y un después.

Hoy, con perspectiva, puedo ver qué cosas fueron clave y cuáles me habría gustado tener claras desde el principio.

Lo primero que haría sería buscar un buen profesor o mentór. Alguien que me inspirara, que conociera el camino y pudiera acompañarme no solo en lo técnico, sino también en lo emocional. Un profesor que no solo te enseñe ritmos, sino que también te ayude a entender qué significa ser músico, cómo funciona el entorno profesional y qué errores puedes evitar desde el principio. Si hoy no estuviera contento con mi profesor, cambiaría. Hay muchos buenos docentes y vale la pena buscar a alguien con quien conectes de verdad.

Otra cosa que cambiaría es cómo organizo mi estudio desde el principio. Me enfocaba mucho en tener tiempo, en hacer sesiones largas. Hoy tengo claro que lo importante es la constancia. Empezar con 15 minutos al día puede ser mucho más efectivo que una sesión maratoniana un solo día a la semana. Con el tiempo, ese espacio puede crecer, pero lo fundamental es crear el hábito.

Aprender a estudiar también es algo que subestime al principio. Tocar por tocar no es suficiente. Hay que tener un plan, aunque sea sencillo. Si tienes un profesor, seguir su criterio. Si estudias por tu cuenta, fijarte pequeños objetivos semanales o mensuales. Grabarme, escucharme, analizarme: todo eso lo haría desde el principio.

También pondría más foco en los fundamentos. Me metí con los rudimentos y la lectura demasiado tarde. Al principio todo te suena a cosas aburridas, pero son herramientas básicas que, cuando las dominas, te dan una libertad brutal. Hoy, con mis alumnos, trabajo mucho esa parte porque sé lo que implica no tenerla bien asentada.

Y algo que sin duda potenciaría desde el inicio es sentirme parte de una comunidad. Tocar solo está bien, pero estar rodeado de otros que comparten tu pasión es muy poderoso. Buscaría una escuela con más alumnos, grupos de estudio, comunidad online. Rodearte de gente que te anime en los malos días, que comparta tus avances y que también esté creciendo.

Por supuesto, evitaría compararme. Las redes están llenas de bateristas que hacen cosas impresionantes, pero compararse es una trampa. Intentaría mantenerme en mi camino, buscar mi voz y no tener prisa. Entender que esto es a largo plazo y que cada paso cuenta, incluso si es pequeño.

Algo que sí hice bien fue escuchar mucha música, ir a conciertos, observar a otros bateristas, hacerme preguntas: ¿Qué está haciendo ese baterista? ¿Cómo puedo tocar algo similar? Esa curiosidad es clave, y la seguiría cultivando desde el minuto uno.

Y por último, recordar que no siempre vas a estar motivado. Habrá días con ganas y otros sin ellas. Lo importante es seguir, no perder el contacto con el instrumento. En esos días, tener una buena estructura de estudio y una comunidad cerca hace toda la diferencia.

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Nos vemos en el siguiente episodio. Y ya sabes: estudia, porque la vida son dos palos.